Lesión de meniscos

En la rodilla hay dos almohadillas en forma de media luna situadas entre el fémur y la tibia que protegen y amortiguan la superficie articular y los extremos de los huesos. Son los meniscos cuya función es absorber el impacto producido por actividades como caminar, correr o saltar y dar estabilidad a la rodilla manteniendo los cóndilos femorales centrados sobre la meseta tibial

La rotura de los meniscos es causada mayormente por un traumatismo con giro inesperado de la rodilla en pacientes jovenes, mientras en personas de mediana edad y en los mayores las lesiones degenerativas son las màs frecuentes. Suele causar dolor, dificultad para agacharse o para hacer deportes y se acompaña a menudo de derrame articular aveces muy intenso. Sin embargo el dolor va disminuyéndose con el paso del tiempo para luego a los tres meses volverse habitual para el paciente y es cuando comienza a surgir la duda del paciente o del propio profesional de si operar o no.

Generalmente la mayoría de las roturas meniscales en paciente jóvenes son quirúrgicas para así poder llevar un estilo de vida normal sin limitaciones, realizar deportes y evitar la aparición temprana de la artrosis con todas sus consecuencias. Cabe destacar que hace unos años ya manejamos la sutura meniscal cuando es factible, o si fuera necesario se hace una regularización y termocoagulación del borde meniscal roto en vez de extirpar al menisco en su totalidad como se hacía antiguamente. En cambio el tratamiento conservador es la mejor elección en los paciente de edad avanzada salvo que haya una clara sintomatología de dolor meniscal muy manifiesta en el examen físico realizado por el traumatólogo. Aquí aconsejamos realizar fisioterapia, viscosuplemenetación (ácido hialurónico) o tratamiento regenerativo a base de Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PRGF) según el estado de la rodilla y de que caso se trata.